Mientras dejábamos atrás el camping en el que pasamos el fin de semana, uno de mis compañeros decía: "Fuck, coming back to the real life". Aún no habíamos salido de la inmensa densidad verde en la que pasamos apenas dos noches, y se lamentaba de volver... ¿a dónde? No le quito la mitad de la razón que tenía, pero no le admito la otra media.
Montar tienda de campaña, paseo por la zona. Magnífica cena basada en Chilly. Tras la cena, variedad de grupos. Me dejo llevar por la hipnosis del fuego en un primer momento. Visito la mesa de pocker, canto y aporreo la mesa intentando hacer sonido para acompañar la guitarra de dos brasileños. Me deleito con trucos de magia que jamás he podido, siquiera, entender. Y al final, como no, vuelvo a la hipnosis. Silencio, silencio. Alguien dice algo, un minuto de conversación le ríe la intención. Vuelta al fuego, yo soy de fogata, y de ahí a la tienda. Esa es otra historia.
Buen desayuno y agua fría en la ducha. Senderismo del que ya no recordaba por espacio de cinco horas. El grupo va cogiendo confianza y las risas se suceden ¡en inglés! Sandwiches y hot dogs para comer, paseo a caballo en la sobremesa. Partidazo de soccer. La gente cree que soy bueno y todo. Nadie lo comenta, pero mi equipo gana. Agua y salida a ver la puesta de sol. ¡Increíble puesta de sol! "It makes me feel so small", dice alguno. Yo secundo. Magnífica cena, poca sobremesa con luz. El fuego nos vuelve a reunir y reducir a la hipnosis. Llega bed time, esa se queda allí.
Vuelta a Memphis y conciertazo de Lila Downs. Los vecinos de fiesta, yo leyendo por Internet. El lunes despierta con resaca y agujetas. Casi dormido en clase, pero en clase (una ausencia más y me mandan para casa). La tarde cambia de rumbo repetidas veces. Desde ahora... nunca he podido decirlo con certeza, pero hoy vuelvo a tengo la certeza de que será diferente.
Monday, April 21, 2008
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